Había una historia, la de un guerrero chanka que regresó vivo de una batalla contra un grupo de soldados del imperio Inca, regresó a tierras cercanas al actual sitio de Huamanga, donde allí vivía a la defensiva eterna, a la guerra constante, a la pelea diaria por defender territorios.
Ese día que salvó su vida al escapar herido de sus enemigos, y al sorprender a sus parientes por sus duras heridas, reposó sobre los campos que todavía eran suyos y al ver la sangre que tenía sobre el cuerpo y al gritar: "puka" de dolor, su madre le preparó un gran plato de carne de llama aderezada con salsa de maní y beterraga. Luego de saciarse el soldado regresó a luchar, pero nunca regresó.
Este antíquisimo plato se sirve por tradición durante los días de celebración de la Semana Santa, sobre todo en Huamanga, lugar que más defiende su estampa, y a sus guerreros chankas.
QUIERO SU BIOGRAFIA
ResponderEliminarcuando se creo la puca picante
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